El Monasterio inmerso en la vida urbana desde hace cinco siglos, se verá involucrado en el protocolo municipal en virtud de su advocación a la Purísima Concepción y la defensa del inmaculismo que adoptó el corregimiento leonés.
En 1656, el Ayuntamiento acude oficialmente y por primera vez al convento, institucionalizando la visita el día de Nuestra Señora de la Concepción. A partir de 1668, tras recoger una invitación del Cabildo de la Catedral, el Ayuntamiento acude el 8 de diciembre a la Catedral, postergando para el domingo siguiente, salvo excepciones, la visita al convento femenino, al cual se ofrecía habitualmente cera, que podía ser sustituida por una limosna en metálico. Esta limosna ha ido variando con los años. Desde 1952, la festividad vuelve a celebrarse el día 8 de diciembre.