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El Casco Histórico de la ciudad está salpica­do de huellas que conducen hacia su noble pasado. Basten algunos ejemplos, como la Casa de los Lorenzana en la calle Serra­nos, con una artística portada con un gran escudo. Su primer propietario fue don Álvaro de Neyra y Quiñones, señor de Coladilla, y a finales del pasado siglo fue adquirido para vi­vienda por José María Lázaro, a cuya familia pertenece actualmente.

El llamado popularmente Palacio de Don Gutierre fue hogar de la familia de los Castro, descendientes de Alfonso VII. Vinculada a las dinastías que rigieron los destinos de la España medieval, sus muros fueron testigos de cien­tos de historias palaciegas. Actualmente es un centro cultural del Ayuntamiento de León.

El Palacio de Jabalquinto es uno de los me­jores ejemplos de la arquitectura nobiliaria leonesa, por su sobriedad y belleza. Su es­cudo, joya del edificio, es el que corresponde a los linajes de los Díaz, Castro y Cabañas. Actualmente alberga un restaurante y talle­res para artesanos y artistas.

La fachada barroca del Hospital de Regla es un vestigio del antiguo Palacio de Renedo de Valdetuéjar. Da idea de cómo hubo de ser el palacio de la poderosa familia de los Señores de Prado, marqueses de Valdetuéjar. La por­tada principal tiene cuatro pilastras toscanas; sobre ella, un frontón triangular, y encima un balcón, flanqueado por cuatro columnas jó­nicas, y sobre él, en un escudo, con un león rampante, las armas de los Prado.

En la esquina entre la calle Ancha y la calle del Cid se ubica el Palacio de los Marque­ses de Villasinda, procedentes de una rama secundaria de los Quiñones, los Alcedo. El palacio rivalizó con el cercano de los Guzmanes con sus torres de blanca sillería y sus blasones.

El Palacio de Torreblanca, por su parte, fue construido en 1676 por Santiago Alejo Olmos

Pimentel, entonces regidor de la ciudad, y Marqués de Torreblanca en el año 1672. Saqueado por el ejército francés, fue recuperado en el siglo XX para diversas funciones, y desde 1921 es la sede de una sociedad recreativa. El palacio posee una portada de piedra en arco de medio punto, fachada de ladrillo y adornos renacentistas.

El Palacio de Villafañe se ubica en la plaza de San Marcelo, y perteneció al comendador Hernando de Villafañe, regidor de León, caballero de Santiago y señor de Ribaseca de la Valdoncina. Su portada es clásica, y ostenta el espléndido escudo de armas de los Villafañe.

En la Plaza de Regla, frente a la Catedral, se ubica el Palacio Episcopal, una edificación que data del siglo XVII que ha sido varias veces reedificada. Después de su rehabilitación, luce en su claustro interior un precioso patio, rodeado por una galería de columnas y pavimentado con piedra de León. Este edificio se comunicaba con la S. I. Catedral por la parte de la muralla donde estaba situada Puerta Obispo, acceso derribado en el año 1910.

Los restos del que fuera el antiguo Palacio del Emperador Alfonso VII se encuentran, en la actualidad, en el patio del colegio de las Teresianas. El torreón que se conserva del palacio es conocido popularmente como de “Doña Berenguela”, esposa del rey leonés Alfonso IX. Es de estilo románico con aparejo de canto rodado, argamasa y sillería de piedra. En su interior se conserva una escalera de caracol en piedra. Hay arcos protogóticos y de medio punto y ventanas románicas del siglo XIII con puertas góticas de salida a la galería.

El Palacio del Vizconde de Quintanilla, de no­table extensión, se encuentra en plena plaza de San Isidoro. Posee un flamante portón e intere­santes balcones enrejados en la planta superior.

En la calle Fernández Cadórniga, en pleno co­razón del Barrio Húmedo, se puede admirar la Casa Torreada, una construcción renacentista del siglo XVII. Casa nobiliaria del Corregidor Perpetuo de León, posee brillantes balcones balaustrados con interesantes herrajes.

En la calle del Cid, sobre el solar donde en el siglo XI se levantaba un palacio perteneciente a los Guzmanes, y donde la tradición abona que en este edificio nació Guzmán el Bueno –una placa actualmente así lo acredita–, en el mismo lugar donde se ubicó después el des­aparecido Palacio de los Ceas, un hermoso edificio del siglo XVI, se levanta actualmente: la Audiencia Provincial. En su fachada re­salta la “Puerta de la Reina”, de fino y ele­gante trazado, que fue la portada de la Real Fábrica de Hilados y Lienzos que funcionó en León en el siglo XVIII. Allí pueden contemplar­se dos grandes medallones que representan al rey D. Fernando VI y a su esposa Dª Bár­bara de Braganza, un gran escudo real y dos estatuas que efigian el Comercio y las Bellas Artes.

En la cercana plaza de San Isidoro, se halla una fuente de corte neoclásico. Construida en 1787, tiempos de Carlos III, es obra de Isidro Cruela. En su sobrio pilar, donde hay incrustados dos mascarones que vierten el agua, destaca un león que agarra una co­lumna, de la que pende una cartela que dice: “LEG VII GEM F”, en clara alusión a la funda­ción de la ciudad de León, tal como ocurre con la columna que se colocó en 1968 en el otro extremo de la plaza. El león es obra de Andrés Seoane. Sustituye al original de Mariano Salvatierra.

Cercano a la Plaza de Torres de Omaña se alza la Casa del Cardenal Lorenzana, el palacio más singular edificado en León en el siglo XVIII. El inmueble tiene tres plantas, es de piedra de sillería, y su balconaje, con buenos herrajes, es de forma curvilínea. En la puerta principal se halla el escudo de la fa­milia propietaria, –Rodríguez de Lorenzana– donde resaltan dos leones pasantes, cuyo miembro más sobresaliente fue el insigne leonés D. Francisco Antonio de Lorenzana y Butrón, obispo de Plasencia, arzobispo de Méjico, cardenal primado de España y figura prócer de la Ilustración.