Inaugurado a finales del verano de 1998 sobre lo que fue una escombrera, el jardín del Chantre nació con el noble propósito de reproducir la orografía forestal leonesa.
Y así se bautizó con el término de “Chantre”, en alusión al encargado, en las antiguas catedrales, de dirigir el canto en el coro. Abarca una extensión superior a los 23.000 m², donde convive, en perfecta armonía visual, un vergel integrado por acebos, acacias, cerezos y grandes plátanos, transplantados desde otras zonas de la capital, con una red de estanques y riachuelos en los que el agua es la gran protagonista. Así se configura un auténtico festín para la vista que cambia de ropaje siguiendo el ciclo de las estaciones climatológicas.