El recinto ocupado por la Legio VII tiene forma rectangular – 570 x 350 m. – Fue amurallado en dos momentos diferentes.
La primera fortificación está formada por un muro de opus caementicium que presenta en su exterior una cara de sillarejos encintados, mientras que en el interior se desarrollaría un terraplén.
Debió de ser levantada a finales de siglo I, poco después de la llegada de la legión.
La actual calle Ancha es heredera de su trazado.
La segunda fortificación, conocida tradicionalmente como la “muralla de cubos”, es actualmente visible de forma continua en una buena parte de su trazado; dataría de finales del siglo III o inicios del IV. Conserva 36 torres o cubos, la mitad de las que debió tener inicialmente, además de otras 8 que flanquearían sus puertas. Con un diámetro de unos 8 m., su planta es ligeramente peraltada. Esta muralla tiene algo más de 5 m. de anchura y altura variable, como consecuencia de las diversas remodelaciones que ha sufrido su coronación a lo largo del tiempo.
El campamento de la Legio VII contó con un acueducto que acometería al recinto fortificado por el noroeste, procedente de las lomas en las que se ubica el actual barrio de San Esteban. Su origen o captación no se conoce.
Intramuros, en las inmediaciones de la puerta septentrional (actual Puerta Castillo), apareció un pequeño tramo de una de las conducciones encargadas de la redistribución del agua. Sus restos pueden contemplarse hoy en el Jardín del Cid.
Las intervenciones arqueológicas recientes han permitido conocer rasgos de las diferentes edificaciones con las que contaba el campamento.
Las construcciones más completas halladas hasta la fecha son los restos de dos edificios encontrados en sendas excavaciones practicadas en el Corral de San Guisán y Plaza de Puerta Castillo, correspondiéndose este último posiblemente con parte de un almacén.
Mención especial merecen las grandes termas interiores.
De sus grandes proporciones da idea el hecho de que se extendían sobre buena parte del solar que ocupa actualmente la Catedral y parte de la Plaza de Regla.
Situadas en las proximidades de la puerta oriental del campamento y al borde de la vía principalis, y construidas a finales del siglo I d.C. o comienzos de la siguiente centuria, aún estaban en uso durante el IV.
Siglos más tarde su estado de conservación aún debía de ser óptimo, ya que sabemos que el monarca Ordoño II (914-924) transformó parte de sus estructuras en Aula Regia.
En el exterior del campamento también han sido localizados importantes vestigios constructivos, vinculados en este caso al núcleo civil que se estableció en el entorno del recinto militar.
El hallazgo más relevante lo constituye una larga galería curva con cubierta abovedada descubierta en las proximidades del ángulo sureste del recinto amurallado (Calle de Cascalerías).
Esta importante estructura, que aún no ha podido asociarse con una edificación determinada, ha sido parcialmente conservada gracias a la creación de una nueva cripta arqueológica.
Recorrido
Calle Cascalería - Jardín del Cid