Inés asiste al velatorio de Pilar, quien decide dejarle su casa en herencia sin haberla conocido nunca y sin avisar a Leo, su nieta.
Juntas descubrirán un pasado que no conocían, abriendo viejas heridas familiares que se remontan hasta la niñez de la propia Pilar durante los últimos meses de la Guerra Civil y su juventud en la Sección Femenina.