Uno lo nota, y es que se siente muy bien a su llegada a León, un lugar donde disfrutar de lo esencial, de lo de verdad. Pasar el día en la calle, tomar un vino acompañado de una de las variadas y tan reconocidas tapas de sus bares y restaurantes y siempre rodeado de gente, entrar en comercios de toda la vida, saborear su rica y variada despensa, sentirse seguro, descansar y volver a empezar.
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